El final de la década de los 90 marcó el inicio de un proceso de desajuste en el equilibrio existente de formatos en la distribución de alimentación en España y las restricciones impuestas a las grandes superficies no consiguieron frenar la caída del pequeño comercio, al tiempo que se disparaba la cuota de supermercados a lo largo y ancho del mapa.

La tendencia de los últimos 30 años es clara y se acentuó tras la crisis financiera. Los supermercados han venido ganando terreno frente a las tiendas independientes, en sentido literal, aumentando los metros cuadrados de superficie mediante nuevas aperturas, mientras los comercios de barrio tradicionales, regentados por autónomos, han ido desapareciendo.

Así lo corrobora la patronal Anged, que representa a retailers como Carrefour, Alcampo o Eroski. Según sus datos, entre 2008 y 2021 se abrieron 5.700 supermercados en España, lo que supone más de 435 nuevos centros al año, mientras los súper independientes se redujeron en 1.300 al año, acentuando su caída en la pandemia.

Según Asedas, que engloba a distribuidores como Mercadona, Dia o Lidl, el saldo positivo entre las aperturas y los cierres en los últimos años ha permitido superar los 25.000 establecimientos de gran consumo alimentario en todo el país. Por su tamaño, las empresas asociadas destacan por su arraigo local y provincial -con marcas como Gadis, Spar o Ahorramas-, están presentes en 3.487 municipios españoles, superando el 90% de cobertura de población y asegurando la inexistencia de “desiertos alimentarios”, destacan en el último informe de la distribución alimentaria de proximidad.

Esta expansión de las grandes cadenas de distribución se ha producido en detrimento del pequeño comercio, ya que en los últimos 10 años, entre 2012 y 2022, han desparecido cerca de 31.000 autónomos del sector. En concreto, a cierre del año pasado había 752.535 trabajadores por cuenta propia dados de alta en la Seguridad Social en esta actividad comercial, frente a los 783.298 que había una década atrás.

El presidente de la asociación de autónomos UPTA, Eduardo Abad, asegura que las medidas adoptadas por el Gobierno para rebajar el IVA de la cesta de la compra han beneficiado a las grandes cadenas de distribución, que han obtenido “más ganancias”, mientras “los únicos que han hecho efectiva la rebaja del IVA son los pequeños comerciantes”.

Abad denuncia prácticas oligopólicas en los mercados de productos frescos y asegura que esta situación está provocando que los autónomos del sector estén “cada vez más asfixiados”. “Detrás de estas maniobras está la intención de centrar el abastecimiento de productos de consumo diario en grandes empresas y prescindir, de esta manera, del comercio minorista”, asegura.

CRÍTICAS AL “OLIGOPOLIO”

La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, criticaba estos días que los grandes supermercados se reparten más del 50% de la cuota de mercado y que eso constituye un “oligopolio”, algo que conlleva “muchísimos riesgos”. Es cierto que entre Mercadona (25,3%), Carrefour (9,8%), Lidl (6%), Dia (4,4%) y Eroski (4,3%) acaparan la mitad de la cuota de mercado, pero la competencia es mucho mayor que en otros mercados europeos porque existe una menor concentración y más empresas entre las que elegir.

Precisamente, esa realidad llevó al ministro de Agricultura, Luis Planas, a asegurar que el “mejor instrumento” del que disponen las familias si no están de acuerdo con los precios de un establecimiento es “irse al supermercado de enfrente, que probablemente ofertará un precio inferior, porque no hay concertación de precios”. Unas declaraciones que han despertado las críticas de la España vaciada, donde esa posibilidad es absolutamente remota.